Uno de los acontecimientos más importantes en la historia de las criptomonedas finalmente se concretó este jueves, con la fusión de la red principal de Ethereum con su sistema de prueba de participación de la cadena de baliza.
Esta actualización tecnológica, conocida como ‘fusión’ (‘merge’, en inglés), marca el fin de la ‘prueba de trabajo’ de Ethereum y la transición completa a la ‘prueba de participación’. Según sus desarrolladores, con ello se elimina la necesidad de una minería con alto consumo de energía, dando paso al comienzo de la era de un Ethereum más sostenible y ecológico.
¿Qué es la ‘fusión’?
Desde su creación, Ethereum ha utilizado el llamado modelo ‘prueba de trabajo’ (PoW, por sus siglas en inglés) que requiere de la minería de criptomonedas para realizar transacciones. Como este modelo demanda mucha energía y, en general, es poco ecológico, la red está dando un giro hacia el modelo de ‘prueba de participación’ (PoS), que no necesita criptominería. Asimismo, el bautizado como Ethereum 2.0 tiene la ventaja de ser más rápido y eficiente.
Ethereum es la segunda cadena de bloques más grande del mundo por detrás de Bitcóin, y hasta ahora su consumo total de energía era comparable al de Países Bajos (aproximadamente 112 TWh/año) y una emisión de carbono equivalente a la de Singapur (53 megatones métricos anuales). La fusión permitiría reducir los costos de energía en más del 99,95 %.
El alto consumo de energía de las criptomonedas se ha convertido en la manzana de la discordia para los activistas medioambientales y gobiernos. Con ‘merge’ se asignarán validadores para verificar las transacciones en la red principal de Ethereum y la minería ya no será necesaria, por lo que los mineros tendrán que invertir sus ganancias en apuestas en el nuevo sistema de prueba de participación.